Հեքիաթներ քնից առաջ կարդալու համար

Երեխաները սիրում են հեքիաթներ քնից առաջ։ Դրանք ունեն հանգստացնող ազդեցություն և օգնում են հեշտ քուն մտնելուն։ Շատ ընտանիքներում հեքիաթները քնի պատրաստվելու կարևոր մասն են։ Ժամանակ տրամադրեք օրը ավարտելու Ձեր փոքրիկ արեգակի հետ միասին։ Մեր համառոտ պատմվածքները հոյակապ ուղեկից են դեպի երազների աշխարհ։

 

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Անուշ քուն
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La princesa y el delfín rosa del río

Había una vez una princesa llamada Ayla, que vivía en un pequeño reino rodeado por el río más largo y brillante que nadie pudiera imaginar. Ese río, de aguas cálidas y profundas, atravesaba la selva como una serpiente de plata, y en él vivían peces de mil colores, delfines saltarines y flores flotantes que se abrían solo de noche.

Había una vez una princesa llamada Ayla, que vivía en un pequeño reino rodeado por el río más largo y brillante que nadie pudiera imaginar. Ese río, de aguas cálidas y profundas, atravesaba la selva como una serpiente de plata, y en él vivían peces de mil colores, delfines saltarines y flores flotantes que se abrían solo de noche.

Pero Ayla no era una princesa como las demás. Ella no soñaba con castillos altos ni vestidos de gala. Ayla soñaba con el cielo. Desde pequeña, pasaba las noches tumbada en la hierba, mirando las estrellas y hablando en voz bajita con ellas. Decía que le respondían con destellos y que cada estrella era un ser mágico con un mensaje especial.

—¿Qué te han dicho hoy las estrellas? —le preguntaban los animales del palacio.

—Que algo muy especial está a punto de ocurrir —respondía Ayla con una sonrisa misteriosa.

Una noche de luna llena, mientras todos dormían, Ayla escuchó una suave melodía que venía del río. Era una música tan bonita y tranquila que parecía hecha de agua y susurros. Guiada por la curiosidad, bajó al embarcadero y allí, sobre una piedra luminosa, vio al delfín más hermoso que jamás había existido.

Su piel era rosada como los pétalos de un lirio, y sus ojos brillaban con la misma luz que las estrellas del cielo. No era un delfín cualquiera: era Amaru, el guardián del río, un ser mágico que solo aparece cuando alguien tiene el corazón puro y valiente.

—Hola, princesa Ayla —dijo Amaru con voz suave—. Las estrellas me han contado tus sueños, y he venido a darte un regalo.

La princesa lo miró con asombro. Nunca pensó que las estrellas realmente hablaran con alguien más.

—¿Un regalo? —susurró.

—Sí —respondió Amaru—. A partir de esta noche, cuando mires al cielo, sabrás que cada estrella es también un deseo, y podrás ayudar a otros niños a cumplir el suyo. Pero recuerda: debes cuidar tus palabras, porque las estrellas solo escuchan a quienes hablan con el corazón.

Desde entonces, cada noche Ayla miraba al cielo, cerraba los ojos y pedía un deseo para quienes no podían dormir, para los que tenían miedo a la oscuridad o para quienes habían tenido un mal día. Y las estrellas, brillando más fuerte que nunca, llevaban esos deseos en silencio hasta los sueños de cada niño.

Dicen que si alguna vez ves una estrella parpadear justo antes de dormir, es Ayla enviando un mensaje de amor y calma desde su rincón del cielo.

Y así, entre sueños y estrellas, la princesa Ayla siguió hablando con el universo... y todos durmieron un poquito mejor.

 

 

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